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martes, 21 de septiembre de 2021

Formalización

La música clásica está hecha exclusivamente para ser escuchada, a diferencia de otras músicas adjuntas a otras formas de entretenimiento (la música de cine a veces se ejecuta en salas de concierto). Los conciertos de música clásica suelen tener una atmósfera solemne, se espera que el público esté en silencio para evitar distraer al músico y los oyentes. Los intérpretes de ordinario visten de manera formal, una práctica vista como un gesto de respeto para la música y el público; y tampoco interactúan directamente o bromean con el público.



Como en las bellas artes, la música clásica aspira a comunicar una cualidad trascendental de la emoción, que expresa algo universal acerca de la condición humana. Muchos ejemplos pueden citarse para demostrar esto. Por ejemplo, la musicalización del poema de Friedrich Schiller «Oda a la Alegría» en la Novena sinfonía de Beethoven, que suele interpretarse en actos de independencia nacional o de celebración, como aquella famosa ocasión en que la dirigió Leonard Bernstein para celebrar la caída del Muro de Berlín, y la tradición japonesa de tocarla para celebrar el Año Nuevo. 

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