A lo largo de la historia, los padres se aseguraron de que sus hijos fuesen instruidos en la música culta desde muy temprana edad. Una experiencia musical temprana daba las bases para un estudio serio posterior. Para aquellos que deseaban ser ejecutantes, cualquier instrumento es prácticamente imposible de aprender a nivel profesional si, o al menos un instrumento similar, no eran aprendidos desde la infancia.
En ese sentido, la música clásica se distingue de la música "popular" y de otras formas musicales no europeas por su característica notación musical simbólica, en uso desde aproximadamente el siglo XVI. Dicha notación permite a los compositores prescribir de forma detallada el tempo, la métrica, el ritmo, la altura y la ejecución precisa de cada pieza musical. Otra característica es que mientras la mayoría de los estilos «populares» tienden a desarrollarse alrededor del género de las canciones, la música clásica se ha caracterizado por el desarrollo de formas y géneros musicales altamente sofisticados y relajantes, y por el empleo de una muy variada y compleja instrumentación. Por ello, la música clásica suele requerir de tanto los músicos como los compositores un alto grado de profesionalización y especialización.
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